viernes, 25 de enero de 2013

Desarrollo, dureza y hermosura de los senos

Rebuscando un poco entre las estanterías podemos encontrar un ejemplar como este: Desarrollo, dureza y hermosura de los senos. Escrito a primeros de los años 20, o puede que antes, este libro es la prehistoria de las operaciones de aumento de pecho.
No solo está concebido para esas mujeres que buscan un práctico manual de higiene íntima o de lactancia, sino también para aquella que desee "convertir sus pechos en imán atractivo que aumente su belleza y la haga deseable". Sí, efectivamente, el autor da por sentado "que la armoniosa proporción de esos órganos es el incentivo más poderoso de la belleza". Y vaya, después de la clasificación que hace en el capítulo primero, cuando el lector ya intuye que se está entrando en materia y que el autor sabe de lo que se habla..., así mismo advierte: "El abuso del masaje cariñoso (del que por lo regular no se abstienen durante los naturales transportes matrimoniales) es casi siempre causa de la deformidad y hasta del empobrecimiento de los senos".
Después de unas tablas de ejercicios que incluyen los citados masajes (algunos más explícitos que otros) y unas recomendaciones alimenticias (donde no indica nada de la piel de pollo), el libro se va poniendo más técnico. Cita un nuevo método, la "electroterapia", que es la ionización de los pechos mediante la corriente eléctrica (farádica o galvánica), aunque recomienda hacerlo en manos de un especialista. Y a continuación, el autor enumera una serie de fórmulas a base de vinagres, canela, alcohol y otros ingredientes para obtener uno u otro resultados según las proporciones y el efecto deseado.
Para finalizar, el librito trae un apéndice donde el autor se quita definitivamente la máscara y hace un completo repaso de los pechos de las españolas, de las Europeas y hasta de las negras jófolas, las cafres y las mandingas (de éstas últimas dice que aunque los tienen colgantes y despiden un olor asqueroso, son sin embargo bastante aceptables en su primera juventud).
En fin, ésta es, creemos, otra de esas piezas que merecen destacar en la estantería. 


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