Sobre seudónimos

SOBRE SEUDÓNIMOS (por Frikijote de la Mancha)
Siento aburrirle, improbable lector, esta vez con el asunto de los seudónimos. LLevo unos días reflexionando acerca de unos libritos (a cinco euros, ya ve Ud. que no supone un gran desembolso), unas novelillas de los años veinte, de pequeño formato y de lectura rápida. Y digo esto último porque he observado que algunos paseantes (por no llamarles clientes), se detienen por tiempo indefinido con estas novelas entre sus manos. Corren los minutos y ellos impregnan de saliva su dedo índice para pasar las hojas cuyas esquinas tienen ya un tono amarillento, cada vez más enfrascados en la lectura, hasta que de pronto fruncen el ceño, ponen una sonrisa floja y se marchan. Se trata de unos números sueltos de "La Novela Distraída", "La Novela Deliciosa", "La Novela Exquisita"... etc., unas colecciones muy de moda en la época, que desaparecieron de la noche a la mañana en el año 1939. Entre las facsimiladas que se encuentran en nuestro catálogo están: "El Cuento de don Casto", "El ama del cura", "Una siesta en el granero"... Unas son sólo eróticas. Otras, algo ya más picaronas. Y finalmente las hay de las del "pomo duro", como las llaman en el prólogo de una de ellas. El caso es que estas novelas, que además vienen explícitamente ilustradas, vienen firmadas por tipos que se llaman Julio Abril, o Leopoldo Vara-Fuerte. Escritores o aficionados que por uno u otro motivo prefirieron ocultar sus nombres. ¿Quiénes eran verdaderamente? Muchos no eran nadie. Simplemente adoptaron el seudónimo por moda. Pero otros eran personajes públicos relevantes, que de desvelarse la auténtica identidad de estas firmas, aun a día de hoy, causarían un auténtico escándalo.
Como digo, la mayoría de estos seudónimos están localizados. Georges Sand era Amandine Aurore Lucile Dupin; William Irish era Cornell Woolrich; Frikijote de la Mancha es el autor de estas líneas... Pero... ¿y de los que se desconoce la auténtica identidad? ¿No hay un listado de ellos? Cualquiera de esos nombres imaginarios no reivindicados suponen un verdadero peligro si cayeran en manos inadecuadas... Piénselo.
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